viernes, 23 de septiembre de 2011

Japón - Período Edo

Japón - Período Edo

     En 1603 Tokugawa Ieyasu es nombrado líder militar de la nación y estableció el sogunado en Edo, que fue capital, y sede administrativa y militar.  En seguida comenzaron a edificar la ciudad, el castillo, las residencias para los daimios y los bushi, los templos y los barrios de viviendas.  Esto genero una expansión económica, demográfica y cultural, que además la posicionó como centro cultural.  Mientras que la planta de Kioto era una cuadricula con un castillo al norte, Edo se diseño con un monumental castillo en el centro y el resto se desprende en espiral, las vías y canales salen del centro como radios de una rueda.  La ciudad creció rápidamente debido a su función y al sistema de asistencia alternada, que exigía a los daimios tener una residencia en la capital, además de la de su feudo.  Quince sogunes Tokugawa gobernaron entre 1615 y 1868, periodo denominado Edo o Tokugawa.  Fueron tiempos de paz, en el que los militares se convirtieron en burguesía gobernante, esto y el cierre de las fronteras, impulsó el florecimiento de la cultura  japonesa.  El sogunado limitó el poder de los daimios, y restrinjo el accionar del emperador y la nobleza, a asuntos culturales; además vigilaron la administración de los puertos.  Adoptaron la ética confuciana a partir de la que crearon una jerarquía social oficial inamovible, con los samuráis a la cabeza, seguidos por agricultores, artesanos y comerciantes. 
     Históricamente con el mecenazgo la elite dominó el arte, a través del que promovían su dogma religioso e ideología política.  El gobierno impuso un arte oficial, pero no pudo dominar los gustos de ciudadanos acaudalados que gestaron una contracultura.  El talento artístico era muestra de erudición, y todas las clases iniciaron la práctica de los cuatro talentos (música, pintura, caligrafía y juegos de habilidad).  Existía una rivalidad cultural y lingüística entre el sudeste, dominado por Kioto, heredero de la cultura imperial, más refinada y elegante; y el noroeste, dominado Edo; que se ufanaba de su modernidad.  Edo desafió el dominio cultural de Kioto instalando escuelas Kano y Tosa, pero mientras que en Kioto la pintura, cerámica, laca y textiles eran los preferidos, en la capital preferían las estampas y libros con ilustraciones xilográficas.  La identidad cultural de Edo se consolidó con la realización de las estampas xilográficas policromas que fueron muy populares.  Las estampas y libros xilográficos reflejaron la vida cotidiana de los barrios de placer, en oposición al arte oficial, los temas preferidos fueron bellas cortesanas, actores y paisajes. 
     Kyoto, Edo, Osaka y Nagasaki marcaban las tendencias del arte.  Los japoneses tenían prohibido salir del país, y el único contacto con el exterior se produjo con las colonias china, coreana y holandesa, que habitaban en Nagasaki, e introdujeron sus culturas.  Recién en 1720 se levantó la prohibición a los libros importados, y muchos se volcaron a estudiar la cultura occidental, mientras que otros se inclinaron a estudiar la antigüedad.  Otras innovaciones se dieron a partir de los viajes de artistas dentro de Japón, fueron viajes de descubriendo e intercambiando entre los artistas de estilos urbanos y rurales, es representativo de este período el fuerte sentido de identidad urbano y regional.  Inicialmente se pintaron paisajes de Kioto, luego aparecieron los de Edo y otras ciudades. en pinturas, grabados, textiles y lacas.  La creciente urbanización de este periodo tentó a representar los espacios modelados por el hombre, pero no eclipsaron a los paisajes naturales.  En las urbes las artes y pasatiempos eran accesibles a la mayoría; de modo que los artistas eran tentados por las oportunidades que ofrecían para abrir sus talleres.  Los artistas se identificaban con las ciudades, podían incluir en la firma de sus obras la procedencia y a algunos talleres se los identificó por su ubicación en la metrópoli.
     El poder de los bushi tuvo profunda influencia, en la arquitectura surgen los centros urbanos como ciudades castillo, las jôkamachi, eran plazas militares con fortalezas amuralladas en el centro.  Se construyeron en las planicies y tenían altas torres que mostraban su poderío y desde donde controlaban la ciudad y los alrededores.  El castillo, el barrio central y los aledaños, estaban destinados a los daimios y guerreros.  Los agricultores, artesanos y comerciantes vivían en las áreas circundantes.  Estas ciudades no tenían murallas, con fosos, canales y calles serpenteantes sin salida, dificultaban el acceso de los enemigos.  Su construcción y decoración requería mucha mano de obra, y los artesanos iban por el país tras el trabajo, la alta demanda laboral y la inestabilidad social, hacían accesibles el trabajo y el éxito.  El pacifico período Edo hizo innecesaria estas fortificaciones y se transformaron en centros administrativos de los feudos, el sogunado sólo autorizó una por daimio y el resto se destruyeron, quedando en pie unas doscientas.  

Castillo de Himeji, Himeji, prefectura de Hyôgo, finales del siglo XVI

     Muchas escuelas artísticas se iniciaron en el período Momoyama y florecieron en el Edo, como la Kano que fue el semillero de artistas que sirvieron a la elite.  Desde comienzos del periodo se encargaron de decorar los castillos Azuchi, Fushimi y Jûrakudai, entre otros.  Establecieron las normas para la decoración de castillos, palacios y templos; cada habitación se decoraba de acuerdo con su función.  En las salas de audiencia pública se usaban ídolos culturales, modelos políticos y flora o fauna de las cuatro estaciones; se realizaban en colores llamativos sobre fondos de pan de oro que representaban la autoridad del soberano.  Para los aposentos privados se usaban paisajes hechos con tintas de colores más suaves.  Elementos arquitectónicos de los castillos se trasladaron a la arquitectura residencial, por ejemplo: los paneles correderos de madera o cubiertos por papel (fusuma), esteras de paja para el piso (fatami) y la alcoba decorativa (tokonoma) con una estantería escalonada para exhibir objetos de arte.  Las tokonomas posteriormente se construyeron rodeadas de jardines, que eran otro elemento importante en la arquitectura, se diseñaban representando la naturaleza en miniatura, también prosperaron los jardines secos.
     El aumento de ingresos, tiempo libre y alfabetización democratizaron las actividades culturales y de ocio; la mayoría de los ciudadanos accedieron en mayor o menor medida.  La ética confuciana no toleraba las actividades frívolas, que representaban una amenaza social y las castigaba, cada administración controlaba y establecía la sanción correspondiente.  Las grandes ciudades tenían un barrio de placer, Yoshiwara era el de Edo y Gion el de Kioto, y no más de cuatro teatros de kabuki.  Las mujeres de los ukiyo iban desde bellas y refinadas, expertas en caligrafía, pintura y otras artes, a las que era difícil acceder; a mujeres desalineadas que atendían muchos hombres en una noche.  Los chonin preferían la estética de los ukiyo, que representaba una reacción a su exclusión del poder político.  Se expresaban a través del consumismo y el vestuario ostentoso, y reivindicaban una cultura propia.  Hombres y mujeres vestían el kosode, que se cerraba con un fajín; se diferenciaban por el tejido, el color y las decoraciones, que podían ser estampados de paisajes, o diseños con asociaciones literarias o auspiciosos que se seleccionaban de catálogos.  El traje era indicativo de posición social, y en ocasiones se hacían competencias.  La moda era seguida por ambos sexos, los hombres alardeaban por la posesión de inro, que se fabricaban en variados estilos, formas y materiales.  Las cortesanas y la alta moda eran placeres muy caros, y la mayoría debía conformarse con disfrutarlos a través de pinturas, estampas y libros, esto lo hacía ver como un mundo utópico.

Túnica exterior, uchikake, primera mitad del siglo XIX.  Técnica de teñido por nudos y bordado con hilos de seda

     El teatro kabuki surge en 1603, tras el éxito alcanzado por Okuni, una bailarina y prostituta, con la representación de bailes y pantomimas donde se burlaba de la elite.  También se uso como danza para alegrar las almas de los difuntos, donde todos bailaban, luego surgió la división artista – publico y la estructura dramática.  Estaba de moda recorrer las casas de té, con músicos y artistas callejeros representando la escena de mono, danza con una espada sobre los hombros.  Cuando el sentido de la danza pasó a ser el halago del cliente los excesos sexuales hicieron que en 1629 se prohibieran las actuaciones de mujeres y hombres jóvenes.  Solo podían actuar varones que con las sienes rapadas demostraban su madurez.  Los papeles femeninos fueron interpretados por hombres a los que se denominó onnagata.  Algunos, para asimilar las conductas femeninas, se vestían y actuaban de mujer todo el tiempo, su éxito llevo a que después las mujeres imitaran sus conductas.   Los actores se especializaban en distintos papeles, y el público admiraba tanto al teatro, como a ellos, esto motivó a los artistas a representarlos en estampas y pinturas.

Torii Kiyotada, Uki-e, escena del teatro.  Con una construcción simétrica logra la sensación espacial

     Lo secular fue muy importante, pero lo religioso también influenció al arte y la sociedad.  El budismo llevaba un milenio en Japón y estaba arraigado en el pueblo, al que le prometía la salvación y así, muchos valores y prácticas llegaron a ser incuestionables.  Las ciudades tenían numerosos templos budistas y sintoístas que le daban identidad a las ciudades y regiones, allí se celebraban los diferentes rituales y festividades, y muchos tenían escuelas para pobres.  Los monjes budistas que habían influido en otros períodos, en este, con la adopción del confucianismo perdieron poder, solo el budismo zen tuvo incidencia por la buena aceptación de los bushi que aprobaron sus premisas de autocontrol y disciplina.  Los jardines de los templos se usaban en ocasiones festivas, donde se presentaban espectáculos teatrales, de fenómenos y sumo.  También participaban artistas, como el pintor Ike Taiga que hacía demostraciones de pintura con los dedos o Maruyama Okyo del uso de perspectiva.  Había pasatiempos culturales más íntimos, de los que surgieron clubes con identidad propia, sociedades de poesía, que en ocasiones publicaron libros con xilografías.  También eran frecuentes las reuniones de pintura y caligrafía, en templos o casas de té, donde se popularizaron las ceremonias del té, que sirvieron para la transmisión de valores culturales.  Chanoyu se hizo popular, a pesar de que los utensilios para preparar el té en polvo eran caros, y además se requería de un espacio íntimo, especialmente acondicionado.  El te fue introducido desde China, pero la ceremonia surge en Japón, idea de Jûko Murata que admiraba la vida en reclusión, en armonía con la naturaleza.  El té se compartía en reuniones sociales y fue ganándose un espacio, en especial para los momentos de calma y relajación de las tensiones del trabajo o los ceremoniales.  Sen-no-Rikyû diseño el espacio para la ceremonia, pequeño y despojado, tomo características de la naturaleza y evito la ostentación de los otros salones.  Uso papeles blancos como la nieve para las puertas, escalones y linternas de piedra, columnas de madera con su corteza, techos de bambú.  Impulsados por esta práctica se fabricaron los utensilios de porcelana de seto negro o amarillo y se creo un cuenco original japonés, el Rakuchawan.  Los jardines y los arreglos florales ocupaban un lugar importante en la arquitectura y la cultura.  Las salas de té se decoraban con flores y la escuela Ikenobo desarrolló un arreglo que representaba las características de la naturaleza, al que se le dio un significado espiritual. En el Período Edo a esta disciplina se la denominó Kàdo (camino de la flor).  A principios del siglo XVIII se popularizó la ceremonia de té Sencha, que era un tipo de reunión más informal. 
     Dada la creciente alfabetización, la lectura fue uno de los recreos predilectos, la alta demanda de libros impulsó el desarrollo de la industria editorial.  Varios libreros importantes de Kioto, se trasladaron a Edo, y contrataron grabadores que se especializaron en el tema.  El grabado había sido utilizado con frecuencia por los budistas para reproducir sutras o deidades, aquí cobra una nueva dimensión.  Los artistas de las ciudades se enlistaban en guías, no se diferenciaba entre artistas y artesanos, tampoco entre caligrafía y pintura que eran artes hermanas que se valían de las mismas técnicas y elementos.  La división era entre artistas amateurs o profesionales.  Del amateur se valoraba la erudición y su hacer vinculado al placer, en oposición al profesional que por la urgencia de la producción para subsistir se infería una menor calidad en el trabajo.  La mayoría de los artistas se agrupaban por parentesco, como las escuelas Kano y Tosa; o por afinidad como el estilo Rinpa y los Letrados.  Estas agrupaciones funcionaban como empresas, en las escuelas familiares los hijos o mejores aprendices eran los herederos.  La transmisión de técnicas y estilos se apoyaba con manuales y modelos celosamente guardados.  También se dio una preocupación por la identidad artística individual, y se adoptaron firmas y sellos, para personalizar los trabajos.  La mayoría de los artistas procedían de la clase shokunin, vivían en casas de madera de un piso, con sus talleres al fondo, y habitualmente se agruparan por zonas.  Dentro de esta clase también había subclases.  Otros artistas eran comerciantes o samuráis, que ante el fracaso de sus carreras se inclinaron por la labor artística.  También hubo nobles y monjes que practicaron algún arte, pero su tarea más importante fue como mecenas.  Muchos artistas vendían sus obras, pero otros tenían agentes que organizaban y comercializaban su producción.    


Kioto

     Su antigua tradición cultural y el menor control sogunal a los artistas la hizo receptora de muchos creadores, que diversificaron estilos conservando la impronta de sofisticación y refinamiento.  Por conservar su identidad cultural, fue tachada de anticuada, aunque muchos cambios se originaron allí.  Tenía unos 2.000 templos y santuarios que conformaban la concentración de instituciones religiosas más grande del país.  Los monjes, en especial los budistas zen, habían formado a la elite educada, esta influencia fue decreciendo con la adopción del confucianismo.  Continúo siendo la residencia del emperador y parte de la nobleza, que la hicieron conservar cierto esplendor.


Las escuelas artísticas

- Kano: Era una escuela familiar hereditaria, trabajo fundamentalmente para la elite.  Se especializaron en pinturas de paisajes y recreos (yamato), representando sus obras desde arriba, a vista de pájaro.  En 1621 Kano Tan´yû fue nombrado pintor oficial, luego la escuela se dividió e instalo otra en Edo.  Esta división y rivalidad era similar a la dinámica cultural entre China y Japón, que sirvió para legitimar y clasificar a la cultura japonesa.  Los pintores de la escuela Kano de Kioto estaban rodeados de competencia, se diversificaron formando pintores, armando el colectivo Kano machi, dedicado a temas de género, y compilando la primera historia de la pintura japonesa. 
- Tosa: Era una escuela familiar hereditaria, que cobro importancia en el siglo XV por sus trabajos para los sogunes y la familia imperial.  Se destacaron en las decoraciones de interiores, en puertas correderas y biombos, con imágenes tomadas de la pintura china en pintura a la tinta.  También hicieron obras con contenidos más simbólicos utilizadas para transmitir y legitimar, ideologías políticas.  Se destacaron en el Yamatoe de temas figurativos y paisajes japoneses, pintados de un modo estilizado empleando pigmentos minerales y oro.  Realizaron  las ilustraciones de la Historia de Genji, y otros clásicos en rollos de mano y álbumes.  Los Tosa de Edo adoptaron el nombre de Sumiyoshi, y también se dedicaron al estilo tradicional.  Generalmente a la escuela Kano le solicitaban la decoración de biombos y rollos colgantes para las salas de audiencias oficiales  y espacios públicos de residencias sogunales y de daimios, por su estilo y temáticas de inspiración china que reforzaban las ideas de los Tokugawa.  La estética cortesana de las escuelas Tosa y Sumiyoshi era más apropiada para los espacios privados.   En 1683 la rama Sumiyoshi fue nombrada pintor oficial del sogún.
- Rinpa: Debido a la gran demanda de artículos de lujo de los ciudadanos acaudalados, los artistas que emigraron por las guerras, fueron convocados a volver por la promoción de la producción artesanal.  Gracias a esto Kioto se recupero rápidamente de la crisis, y junto a Osaka, fueron las proveedoras de artículos de lujo de calidad a todo el país.  Emplearon una coalición de artistas que se especializaron en artículos como: abanicos, lacas, textiles, cerámica, etc.  Este fenómeno no se rigió por las escuelas tradicionales y genero una democratización cultural.  Hon`ami Kôetsu y Tawaraya Sôtatsu, dejaron su huella con las publicaciones de prosa, poesía, textos Noh, históricos, etc. de su imprenta Saga,   Kôetsu había heredado la profesión de entendido en espadas, y aplico sus conocimientos sobre metales, lacas, micas, etc., en las artes visuales.  Sôtatsu heredo la carrera de pintor de abanicos, donde se destaco por su estilo particular.  Ellos sentaron las bases del estilo denominado Rinpa por su seguidor Kôrin y el vocablo pa (escuela).  Los artistas Rinpa adaptaron e interpretaron libremente los temas y estilos.  Durante la era Genroku (1688-1704) la moda se convirtió en una forma de expresión cultural y muchos pintores diseñaron y realizaron prendas elegantes.  El kosode presentaba una superficie amplia y plana que podía ajustarse a los criterios de composición de rollos y biombos.  Los avances tecnológicos del siglo XVII en tejido, teñido, bordado y la aplicación de pinturas y pan de oro hizo posible el desarrollo de diseños sorprendentes.  Korin y Kenzan fueron dos exponentes bastante opuestos de esta escuela, Korin combinaba el estilo cortesano con el de ukiyo y lo plasmaba de un modo aplanado y sintético,  Kenzan se identifico con los eruditos solitarios de estilo sofisticado.

Ogata Kôrin (1658-1716).  Ciruelas rojas y blancas, principios del siglo XVIII.  Biombo de dos paneles, tinta color y pan de oro sobre papel
- Letrados: La tradición de erudición china y la libertad intelectual que había en Kioto hizo prosperar aquí este movimiento.  Gion Nankai, Yanagisawa Kien y Sakaki Hyakusen fueron artistas identificados con pintores eruditos chinos de las dinastías Yuan, Ming y Ping, y adoptaron sus temas y estilos. Sus pinturas se conocían como Bunjinga o Nanga.  Los letrados japoneses se inspiraron en el confucianismo y las prácticas artísticas chinas, pero no exclusivamente.  Se diferenciaban de las escuelas Kano y Tosa por considerarse amateur, y por su aprecio a la creatividad individual.  Los anteriores referentes pertenecían a clanes cultos, en tanto Ike Taiga y Yosa Buson eran de origen humilde, su adopción a este estilo se debe al aprecio por la cultura china y a la libertad de esta escuela comparada con las otras organizadas formalmente.  Taiga fue pintor autodidacta, gestó su estilo a través del contacto con otros artistas y el estudio de pinturas Ming y Ping y a la consulta de manuales.  En sus viajes estudió los paisajes, y en sus obras se ve un nuevo realismo visual.  Buson estudió poesía con el maestro de haikai Bashô, en homenaje a él realizaría viajes siguiendo sus pasos, promoviendo su obra y sus pinturas.  Fundó la sociedad de poesía haikai como ayuda para mantenerse a sí y a otros artistas de su círculo.  Fue maestro del género de pintura Haiga en el que se emplean pocas pinceladas para crear momentos congelados en el tiempo, y etéreos paisajes.  Rai San´yô, historiador, poeta, pintor y calígrafo, estableció su escuela privada  Opositor del sogunado, apoyaba la institución imperial, los artistas de su círculo huían del autoritarismo sogunal.  La pintura letrada que veneraba el poder de la imaginación y el desprendimiento de lo mundano, desafió los principios confucianos, y así surge el estilo Bunjinga.  Esta corriente disidente incluyo samuráis desvinculados del gobierno que se llamaron bunjin, y se ganaron la vida con el arte.  Uragami Gyokudò fue funcionario y renunció para dedicarse a la caligrafía, la pintura, la poesía y la música.  Aoki Mokubei, fue otro miembro del círculo que cultivó varias artes destacándose en cerámica y pintura usando colores fuertes y saturados.  La práctica bunjinga implicaba una postura artística determinada y un trato igualitario en las relaciones personales, las mujeres ocupaban su lugar propio como artista.
- Maruyama-Shijò: En 1720 el sogunado establece la era de reformas Kyòhò, que incluyen el levantamiento parcial de la proscripción de libros importados, esto genero profundos cambios en el arte.  Los artistas japoneses habían tenido acceso al claroscuro y la perspectiva de punto de fuga, mas su uso se había interrumpido, el acceso renovado, a través de libros chinos o europeos, estimulo el interés por las técnicas occidentales.  Maruyama Òkyo fundo la escuela que adapto la manera de representar el volumen y el espacio, por el claroscuro y el punto de fuga.  Sus estudios de observación de flora, fauna y figura humana, influyeron en el desarrollo de la pintura figurativa, aunque sus seguidores no continuaron esta tendencia.  Matsumara Goshun fundo la rama Shijò, retuvo las técnicas de sombreados de Òkyo, pero en lugar de la perspectiva creo un espacio mas decorativo con el uso de colores traslucidos.  En 1792 Minagawa Kien organizo la primera exposición de Higashima, fue tan exitosa  que se repitió cada primavera y otoño hasta 1864.  Inicialmente se presentaron obras de todas las escuelas de Kioto, pero la escuela Maruyama-Shijò fue ganando cada vez mas espacio confirmando su predominio en esa zona.

Matsumura Goshun (1752-1811) Hibisco y garza azul sobre un tocón, 1782.  Rollo colgante, tinta y color sobre seda
- Individualistas: La popularización de las exposiciones contribuyó al debilitamiento de la estructura de escuelas y talleres, y posibilitó el ascenso de individualidades.  Este estilo genero la necesidad de vender la obra y al artista, y se comenzaron a escribir biografías acentuando ciertas cualidades.  Hò Jakuchù, Soga Shòhaku y Nagasawa Rosetsu, son artistas de estilos diferentes, pero eran personalidades excéntricas con raíces en el budismo zen y la filosofía taoista, se resistieron a la racionalidad confuciana y al control del estado sogunal.
- Yamatoe: Tras el incendio de 1788 y años de descontento, se promulgaron las reformas Kansei. La reconstrucción de los palacios imperiales al estilo Heian reflejaba el afecto a la antigüedad y lo autóctono, glorificando la institución imperial y su legado cultural.  Esto genero un resurgimiento de elementos típicamente japoneses de estilo cortesano.  Tonaka Totsugen, Ukita Ikkei y Reizei Tamechika lideraron las obras de reconstrucción, estudiaron los trabajos del periodo Heian y utilizaron lo aprendido para crear nuevas obras con ese estilo.  A esta revivificación de temas y estilos del clasicismo japonés se la denomina Renacimiento Yamatoe.


Edo

     Era un pequeño poblado, cuando trasladaron allí la capital, Los Tokugawa tuvieron que levantar toda la infraestructura acorde a una capital nacional.  Como no tenia una tradición cultural propia, las obras estuvieron muy influenciadas por Kioto, luego del incendio que destruyo casi la totalidad de la ciudad esto cambio.  Fue como si el fuego, le hubiera dado a Edo la posibilidad de volver a empezar, y lo hizo con innovaciones en la reconstrucción que crearon una cultura propia y moderna. Los primeros ukiyo-e aparecieron aquí en el siglo XVII, son xilografías que reflejan la vida en los ukiyo (el mundo flotante o el mundo que fluye), reflejo de una sociedad muy machista.  La estética de las estampas comienza a gestarse a partir de la consolidación de la clase guerrera como poder político y cultural.  Se tomaban temas como paisajes, flores, animales, las cuatro estaciones, escenas eróticas, etc.  Los preferidos eran los bijinga (cuadros de mujeres hermosas) y los yakusha-e (estampas de actores de kabuki).  Los grabados se conocieron como Edoe o Azuma nishikie y reflejaban el gusto de su gente por la novedad, la sátira cínica, la valentía y los paisajes locales.
El primer barrio de placer estaba en el núcleo urbano, luego de un gran incendio, se armó como barrio cerrado en las afueras.  El sogunado rechazaba este estilo de vida, mas los burócratas lo usaban para despejarse del ceremonial de la vida oficial, y para suplir a sus esposas de las que se alejaban por largas temporadas. 
   

Las escuelas artísticas

- Kano: Los Tokugawa usaron el contenido simbólico del arte y el mecenazgo estratégicamente, eligieron artistas que habían trabajado para gobiernos anteriores o templos, y que tenían una gran capacidad de adaptación a los cambios de gusto del poder.  La escuela Kano estuvo dominada por cuatro escuelas: Kajibashi, Nakabashi, Kobikichô y Hamachô que fueron fundadas por Tan´yû, Naonobu, Yasunobu y Minenobu.  Estos fueron designados artistas internos con status de samurai y  estipendio hereditario; los seguían los artistas oficiales agrupados en dieciséis talleres y a éstos los seguían los talleres respaldados por un daimio, eran pintores de kano urbano pero no podían firmar, ni sellar sus obras con el nombre de la escuela, pero sí hicieron libros que sirvieron para la difusión del estilo.  Era fundamental para la escuela la estructura jerárquica y la estabilidad artística.  Pintores talentosos que buscaban aprender el estilo, pero no querían perder el suyo, se separaron de ésta, entre ellos se destacaron Kusumi Morikage, Hanabusa Itchô e Iwasa Katsumochi conocido como Matabei o Ukiyo Matabei porque se lo consideraba fundador del ukiyoe.

- Xilografías entre 1660 – 1760: Los grabados se pueden producir en gran cantidad velozmente,  resultan más económicos y es más sencillo adaptarlos a los cambios políticos y la moda.  Los precios variaban según el tamaño y la calidad, algunos se pegaban en paredes o biombos, como decoración, otros se pegaban en álbumes.  Las primeras estampas se hicieron en blanco y negro, para ilustrar libros escritos en kana que tenían mucha demanda, con el tiempo se les fue agregando color a mano.  Se cree que Hishikawa Moronobu fue el primer diseñador en firmar sus grabados, y cuando éstos cobraron importancia se lo consideró padre del ukiyoe.  Procedía de una familia de bordadores y había estudiado en las escuelas Kano y Tosa.  Creo la guía del barrio del pecado, donde mostraba las diversiones que se podían disfrutar allí.  Torii Kiyonobu y Kaigetsudô Ando fueron  artistas influenciados por Moronobu, pero ellos se destacaron en la representación de actores de kabuki y cortesanas, mientras que Moronobu era hábil en muchos estilos.  Jihei, que trabajo con Moronobu, es considerado el padre de las láminas sueltas de xilografía.
Las reformas Kyôhô, igual que sus predecesoras Kansei y Tenpô, fueron medidas para paliar el descontento social por la mala situación económica.  Esta reforma incluyó fuertes controles sobre las editoriales y los temas de las estampas, pero levantó la prohibición sobre la importación de libros extranjeros.  Permitió la entrada de textos que no contuvieran la doctrina cristiana, esta apertura a materiales sobre ciencias naturales y tecnología modificó la forma de registrar el mundo.  Los artistas de estampas de Edo incorporaron rápidamente técnicas ilusionistas en sus diseños.  Okumura Masanobu fue el primero en usar perspectiva en las estampas inaugurando el género ukie,   uso el carmín con índigo y amarillo (estilo beni-e) y agrego el cuadro brillante (urushi-e) agregando cola de hueso a la tinta para pegarle polvo de cobre a los trajes y darles un brillo similar al oro.  Para él posaron mujeres cortesanas y de la burguesía.

- Xilografías entre 1765-1801: En los `40 se imprimaron estampas con colores limitados, en los `50 se estamparon a 3 y 4 colores comenzando con el rojo bermellón, verde y amarillo, y luego comenzaron a hacerse de 12 ó más colores llamadas policromías que se conocieron como Azuma nishikie.  Estas estampas requerían de un bloque de madera por color, un buen sistema de registro y la mano de obra de un calígrafo, un tallador, un impresor y un editor.  Se hacían en tamaños estándar ôban (39 x 26 cm) o chûban (27 x 20 cm) y como no se contaban los gastos de producción, las estampas se hacían con excelentes papeles y pigmentos.  La técnica nishikie permitió ampliar el estilo de las xilografías que comenzaron a hacerse mas detallistas y delicadas.  Las primeras obras contenían alusiones al arte clásico y fueron publicadas en libros auspiciados por sociedades de poesía haikai.  Se destacaron, Harunobu que representaba figuras femeninas estilizadas y andróginas, y Torii Kiyonaga y Kitagawa Utamaro.  Por esos años se puso de moda el intercambio mensual de láminas, Suzuki Harunobu adhirió a esta usanza que impulso al nishikie.  Interpreto fantásticamente novelas clásicas, usando colores alegres y a elegantes mujeres.  Kiyonaga representaba a mujeres más maduras, altas y fuertes, para lo que utilizo las líneas verticales en los trajes y peinados con peinetas cada vez más altas.  Utamaro puso los rostros de las damas en el centro de la obra, para él la belleza fundamental residía en el interior, y eso quería reflejar.  Ilustraron libros de Kýoka, forma poética de parodia que aludía a la actualidad y tenia muchos juegos de palabras, era practicado por urbanistas sofisticados que se reunían en casas de té para pasar el tiempo.  Las décadas del `70 y `80 fueron épocas de furor de Kýoka y de los círculos de aficionados al teatro, las estampas de estos temas dominaban el mercado, sobre todo las de los artistas de la escuela Katsukawa, fundada por Shunshô.  Los yakusha-e cobraron importancia debido a la gracia de los retratos de actores interpretando un papel, donde se captaba el gesto del personaje y esto le agrado al público.  Tôshûsai Sharaku hizo estampas de actores y de luchadores de sumo, con un realismo muy marcado y algunas exageraciones, esta particularidad lo hizo famoso.  Luego de las reformas Kansei (1789/1801) las editoriales y los artistas sufrieron un fuerte impacto, las obras debían someterse a la inspección de un censor, y las multas y castigos se incrementaron.

Suzuki Harunobu.  Campana al atardecer.  Chuban 28,6x21.  Nishikie, 1766.
Kitagawa Utamaro.  Labor de costura.  Oban 38,1x26,3.  Nishikie, 1795
Tôshûsai Sharaku.  Iwai Kiyotarô IV, hija de Futamiya.  Hosoban 31,5x15.  Nishikie, 1794
- Xilografías entre 1801-1868: En esta era los viajes se popularizaron, Edo era uno de los destinos preferidos y los editores impulsaron el negocio de las xilografías, que eran en un recuerdo barato de la visita.  Se realizaron paisajes urbanos y rurales, con coloridos pájaros y flores, y héroes de la historia china y japonesa.  Utagawa Toyoharu, fundador de la escuela Utagawa, en contacto con la pintura occidental continuó con el estilo ukie y le aplico la perspectiva al paisaje japonés.  Utagawa (Andô) Hiroshige fue un destacado paisajista con un sentido personal y artificial del orden compositivo.  Hacia fines del Periodo Edo, la apertura del país obligo al sogunado a atender la política exterior y descuido la interior.  Esta libertad y la falta de renovación en la cultura, llevo a la exaltación de exageraciones y deformidades en los ukiyoe.  La escuela Utagawa se desarrollo en este contexto y fue el taller más destacado, con sus cientos de artistas dominó el mercado.  Utagawa Kuniyoshi desarrollo las estampas de guerreros (musha-e).  Katsushika Hokusai fue de los artistas más prolíficos y versátiles, se especializo en paisajes, tenía cierta inclinación por lo extraño y lo grotesco.  Tentado por un editor armó una serie de libros de bocetos, Manga, que contenían ilustraciones destinadas a la consulta de artistas, pero forjo en nuevo estilo.  Se destacan de su obra, Las 36 vistas del monte Fuji, que son 46, que ayudó a estimular el uso de paisajes en las estampas.  También contribuyó a percibir al monte como parte de la identidad de Edo.  Una leyenda le atribuía al monte, ser fuente del secreto de la inmortalidad y era considerado sagrado.  En 1842 el gobierno prohibió la representación de actores y cortesanas en las estampas y se reemplazaron con héroes de la historia china y japonesa, o personajes literarios.

vistas del monte Fuji: Ola en alta mar en Kanagawa.  Yoko-ôban 26,5x38,1.  Nishiki-e.  Tenpô 1931-1834.
Utagawa Kuniyoshi (1797-1861).  Rorihakuto Chôjun, de la serie Ciento ocho héroes del Suikôden.  Xilografía ôban, 1827/30

Utagawa Hiroshige.  Vistas famosas de la capital oriental.  Cerezos en flor al anochecer en la calle Nakanomachi en Yoshiwara.  Yoko-ôban 26,4x39,2.  Nishikie, 1830/44.
- Rinpa y Letrados: En el siglo XIX la afiliación de los artistas a una escuela había perdido prestigio, y se volcaron a estilos y técnicas recientemente introducidos desde China y occidente, o al estudio de estilos antiguos.  La valoración de la particularidad condujo a la elección de estéticas personales, esto generó el eclecticismo del movimiento Rinpa y de los letrados de Edo.  Rinpa surgió y se desarrolló en Kioto en los siglos XVII y XVIII, aquí recién se adoptó en el siglo XIX,  Sakai Hôitsu lideró el movimiento.  Tani Bunchô es considerado el fundador del movimiento letrado de Edo, su obra fue fundamental, pero fue crucial su tarea de profesor.  Watanabe Kazan, uno de sus discípulos, se interesó en el Rangaku.  Bunchô, Kazan y sus seguidores se autodenominaron bunjin por sus ideales sociales más que estilísticos.


Nagasaki y Osaka

     Nagasaki y Osaka eran grandes ciudades portuarias, Osaka se dedicada al transporte interior, y  Nagasaki al exterior.  Osaka era una ciudad castillo, su población, mayormente chônin, fomentó una cultura  mercantil, con predominio de artículos prácticos.  Su cultura se identificó con el ukiyo, por su apego a vivir el momento, y porque encontraban el placer en lo material.  Fueron famosas las obras de teatro con marionetas, que luego se adaptaron al kabuki, preferían el estilo wagota o suave igual que en Kioto, en tanto en Edo tenía más éxito el estilo rudo o aragoto.  Las reformas de Kyôhô, frenaron el desenfreno y la ostentación, y para promover un ambiente más intelectual se fundó en 1724 el colegio Kaitokudô para plebeyos, similar al Shoheikô, la academia confuciana de Edo.  Esto incentivó el surgimiento de asociaciones culturales.  Kimura Kenkadô, un fabricante de sake, artista amateur y frecuente anfitrión de artistas, fue un referente cultural muy fuerte.  Algunos artistas como Ôoka Shunboku representaron a la escuela Kano, aunque más influyeron, los estilos Maruyama-Shijô y los Letrados.  Okada Beisanjin se destacó entre los Letrados y Mori Sôsen fue el representante de la rama Maruyama-Shijô, ambos prefirieron la naturaleza como modelo o inspiración.  Osaka produjo una gran cantidad de estampas y libros xilográficos, de excelente nivel y que abarcaban diversos temas.  Para las estampas los preferidos fueron los actores de kabuki.  Edo, Kioto y Osaka, tenían sociedades de admiradores del teatro, personajes acaudalados que compraban estampas exclusivas, y ejercían una suerte de mecenazgo de actores.  En Osaka el método más usado para estampar fue por plantillas, entre los diseñadores se destacaron Shunkôsai Hokushû y Azayana Ashikuni.  Con la promulgación de las leyes Tenpô la producción de estampas declino fuertemente.
     China y Corea eran mentores culturales de Japón, pero la cultura occidental y el cristianismo eran vistos como una amenaza, aunque valoraban otros conocimientos y los adelantos tecnológicos.  Nagasaki, como puerto internacional, había sido el punto de contacto con el mundo, y su población era cosmopolita.  Cuando el sogunado cierra el país al exterior, por cuestiones comerciales, autorizaron a establecer una pequeña comunidad de holandeses, una de chinos y una de coreanos.  Estas colonias transmitieron los estilos chinos y holandeses, hasta que se levanto la restricción sobre los libros importados.  Muchas de las obras creadas en los últimos 75 años del gobierno Tokugawa  mostraban el interés por el mundo más allá de Japón.  Okumura Masanobu empleó estos estilos como un modo de transformar el lenguaje visual de su tiempo.  Los artistas de Nagasaki podrían dividirse entre dos estilos, los seguidores de las corrientes chinas o las holandesas, y todos a la vez por sus estilos importados, que generaron una cultura innovadora.
     Monjes de la secta budista zen promovieron la cultura china, exiliados de su país llegaron a Nagasaki seguidos por arquitectos, pintores, escultores y otros artesanos, para trabajar en la construcción y decoración de sus templos.  Los monjes Ôbaku eran eruditos en religión y en artes, fundaron una escuela de pintura de la que participaron Watanabe Shûseki, quien fue inspector de arte extranjero, y Yanagisawa Kien.  Su influencia se releja en los retratos y la caligrafía.  Artistas chinos que visitaron Japón en los siglos XVIII y XIX, tomaron alumnos y les enseñaron un estilo en el que predominaban pájaros y flores (kachôga), que se denominó escuela de Nagasaki.  
El claroscuro y la perspectiva científica habían sido usados antes del período Edo, se habían hecho imágenes de los bárbaros del sur, como les decían a los portugueses, pero se interrumpió con la proscripción del cristianismo y las temáticas extranjeras.  Cuando se suavizó la censura, se reanudó el interés por estos temas, sobre todo en Nagasaki, donde se publicaron estampas mostrando a visitantes chinos y holandeses, y sus costumbres.  Se destacaron Hiraga Gennai, Akita Satake Shozan, que combinaba la perspectiva y el claroscuro con el realismo decorativo; y Shiba Kôkan que vio este estilo como propulsor de la modernidad.  Gennai y Kôkan desarrollaron el grabado al cobre, y sentaron las bases de los grabados paisajísticos.  Kawahaa Keiga fue de los pocos que pudieron estudiar con un europeo, el Dr. Philipp Franz von Siebold, médico de los holandeses, que lo empleó para registrar especimenes.

Mori Sôsen (1747-1813).  Monos en la nieve.  Rollo colgante, tinta y color sobre seda


Artistas itinerantes, provinciales, rurales y religiosos

     La red nacional de carreteras y canales que estableció el sogunado, aseguró el flujo comercial y cultural por todo el país.  Los viajes de los daimios, entre Edo y sus feudos, eran procesiones que podían llegar a 20.000 personas y podían incluir artistas.  También eran frecuentes los viajes por negocios, por estudios o placer, y las procesiones religiosas.  Los viajes de los artistas afinaron su percepción de los lugares loados en la poesía, que muchas veces eran representados por artistas que no los conocían.  También sirvieron para el intercambio entre artistas, ya que las diferencias económicas, geográficas y climáticas se reflejaron en el desarrollo de diferentes estilos.
- Religiosos: Las peregrinaciones religiosas se multiplicaron en este período, tanto de grupos como religiosos solitarios que predicaban su dogma y vivían del arte.  Enkû y Mokujiki fueron de los pocos que firmaron sus tallas, ya que no era usual hacerlo, pertenecían a la orden Shûgendo, movimiento que combinaba budismo, taoísmo y sintoísmo.  Los monjes de la secta Zen Rinzai se especializaron en pintura y caligrafía, a sus obras se las denomina Zeiga, Hakuin Ekaku se destacó en este estilo.  Como el turismo estaba restringido por el sogunado y los viajes religiosos no, se multiplicaron las peregrinaciones y se desarrolló una estructura comercial en torno a esta actividad.  Los puntos de mayor interés fueron el monte Fuji, los templos Zenkôji, Shinshôji y el santuario sintoísta de Ise, dedicado a Amaterasu Omikami, deidad ancestral de la familia imperial que se convirtió en un templo de culto nacional.
- Itinerantes: Muchos artistas viajaban buscando profundizar su conocimiento personal y el de Japón, para alimentar la creatividad o para hallar mecenas, ya que en las ciudades había mucha competencia.  La literatura influyó a través de los relatos de las aventuras de viajeros como la obra de Matsuo Bashô, de la que Buson y Taiga extrajeron la ruta de sus viajes.  Los artistas letrados difundieron con sus viajes la estética Haiga y Bunjinga por toda la nación, entre ellos se destacaron Uragami Gyokudò, Rai San´yô y Tanomura Chikuden. 
- Provinciales y rurales: En el siglo XVII el 80% de la población eran campesinos que tenían restringido el contacto con la ciudad para evitar que los corrompan los vicios urbanos.  La diversificación de cultivos y el incremento en la productividad, ampliaron el poder económico de los daimios, que convocaron artistas a sus tierras para desarrollar allí trabajos de mayor calidad y con las últimas tendencias.  Esto fomentó la homogeneización de la cultura regional y la diferenciación de estilos territoriales.  La sericultura, las hilanderías y tejedurías y la proliferación de la técnica yûsen para decorar la seda; y el cultivo de algodón y la expansión de la técnica kyat, para tejerlo y teñirlo; se extendieron a todo el país y cada región desarrolló su propio estilo.  En Kanasawa se produjeron objetos de laca y cerámica de altísima calidad promovidos por el señorío Maeda.  Ryushu desarrolló una vasta producción de cerámica tanto para consumo interior como para exportar.  En Arita se produjeron platos con mapas ideales de Japón y el mundo circundante, estaban prohibidos los mapas realistas por miedo de una invasión, pero los hicieron reflejando su preocupación por el mundo exterior y su posición en él. También expresaban la relación recíproca entre la gente y los lugares, rasgo manifiesto del arte japonés. 

El desarrollo urbanístico del período Edo terminó con el monopolio cultural y expandió las fronteras de gustos estéticos y rangos sociales. La cultura actuó como un nivelador social y  consolidó un modelo cultural nacional.


Otras imágenes


















Bibliografía:

- Guth, Christine.  El arte en el Japón Edo.  Trad.: Trujillo Dennos, Ana.  Madrid: Akal, 2009.
- Tazawa, Yutaka; Matsubara, Saburo; Okuda, Shunsuke y Nagahata, Yasunori.  Historia cultural del Japón, una perspectiva.  3º Edición en español, 1989.  Ministerio de Relaciones Exteriores de Japón.

Glosario:

Azuma nishikie: pinturas de brocado del este.
Bunjinga: pintura letrada.
Chanoyu: infusión de te verde en polvo.
Chonin: clase social compuesta de comerciantes y artesanos acaudalados.
Daimio: señor feudal.
Edo: capital durante el periodo Tokugawa, actualmente Tokio.
Edoe: pinturas de Edo.
Ética confuciana:
Haiga: pintura haikai.
Inro: caja pequeña que suspendía del fajín de los hombres que servia para llevar cosas chicas.
Kana: escritura silábica.
Kýoka: versos locos, forma poética de parodia.
Nanga: pintura de la escuela meridional.
Rangaku: estudios holandeses.
Sencha: infusión de te verde en remojo.
Shokunin: clase social compuesta por artesanos.
Ukiyo: mundo flotante, barrios de placer.
Ukiyoe: estampa xilográfica policroma, sobre cortesanas, teatro o paisajes.
Wagota: en teatro, estilo suave. 
Yamatoe: pinturas del Japón.
Zeiga: pinturas zen.

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